seguí dejáme sola
con estas nubes volcadas con las manos
entre rosa y celeste que mañana
dejáme a la mañana que los ojos
cerca de la punta de la antena
de molinos de campos zaragoza
llego como pluma entre sesenta
y ocho kilos barra tierra llena
de carne y sangre y hueso reparado
de grasa y trenza visceral que da a lo oscuro
tan a la sombra andamos de las pieles
por debajo de las copas de los cuerpos
de estas pieles pendientes de bastones
dejame pendiente en verdad fuera
de ese poder
de tocar y romper como a muñecas
de viajar a pie sobre bufandas
de tocar y destruir
como a la piel la chispa
---carne del fuego
pequeñas carnes negras de explosiones
ardan aproxima árdeme/nos de atrás atómica
y nadie más que diga
antonia antonia antonia---
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