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7 de febrero de 2006

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Veinte personas para hablar del vino.
Veinte personas con las que
improvisar la cena. Cada copa
es un nudo de vidrio / me han traído
flores luego a la mañana/ pero tengo
las manos vacías. no se con qué pagarte
la propina, muchacho / si no es con
arandelas de hierro las monedas
hundidas mientras tanto,
en la gruta / pegadas
con agua de mar. Entra la marea.
Todo es oscuro y ruidoso.
Baja la marea y quedan
solapas de calamar podrido.
Espadillas de calamar

¡Qué gran gesto regalarme
flores a esta altura del día! Bueno,
el día recién comienza. Pero festejemos.
Vamos a comernos
un lindo conejo / que huele
a cuero y que el mar no se meta
en estos asuntos de cocina campestre.

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