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23 de agosto de 2005

22

Extraño solamente tu ventana de árboles,
sólo la media hora de vida por día,
por mañana de rosa que amanece,
de labio frío y daga en tu acero, ventana
a ese mundo pequeño de altos ojos.

Esa soledad que aletea vuelos
de recuerdos de murciélagos sin fruta
media hora por día de tejidos de tinta
racimos de ojos míos detrás de la rompiente
donde se desencadena de a eslabones el día.

Porque cadena es el resto, las veintitantas horas
como dolor de espejo, ventana tempestad
maremagnum, estío, disidencia, decantación
del ajo, del ajenjo, tarde, tú, tarde vuelves

y sentado al spiedo ya no sos la ventana
sos la muerte en pantalla y el vidrio es agua dura
y espero la mañana para desayunarla
y espero la mañana con su ancla y bandera.

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