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Abran señores
Piso
A la arrebatada.
El mar
De los sudestes.
El insaciable
Vincetore.
Lengua a lengua
El marrón
De los derrumbados
La soga
El trapo
La caña rota
El anzuelo
Perdido en qué talones.
Abran
Al príncipe consorte
De nadie.
El que da muerte
A reyes
Y oxida
Las coronas dentales
Es él y sólo
Su epopeya
De rinoceronte.
Aluviones.
Devorador de arena
El ya no aguanto
Y el que dice:
¡Fuera! ¡Fuera!
¡De una vez!
Vuelvan a la calle
A las veredas
Compren libros.
O ciruelas.
¡Fuera,
por la fuerza!
Porque voy
A romper las barandillas
Las banderas
Los arcos, tus planes
De paraíso.
Las sintéticas
Palmeras.
Porque vengo
De darme la cabeza
En unas rocas.
¡Y miren!
Poso
Para los amanecidos.

¡Abran
La violencia!
¡Abran las bocas!
Exclamen
Ante mi manifestación
De asimetría.
No quedara
Pierna en pie ni pecho.
Ni sandalia.
¡No haya nadie!
Porque traigo por encima
Las aspas afiladas
De dos vientos
Los garfios cebados
De los tiburones.
Las correas
De los faros derribados
Año por año.
Esta es mi voz.
Solar de los barbados,
Bahía. Tengo
Años de problemas
Discusiones
¡Levanten
Los conflictos de parejas!
Mezclen sus
Fibras
Y vuelen cormoranes.

¡Estén sin paz!
¡Sin paz!
Ni desayuno.
Que se aflijan
Los pensamientos,
Corazones,
Por mi ojo de viento
De agua turbia.
Estoy
Y estoy insoportable.
Esto es altivo.
Como un niño
Sostenido y alto.
Un alto niño
Y soy joven
Y adulto sin medida.
Acá está
Para que me contemplen
Revelado.
Soy y vuelvo siendo
Enorme maquinaria,
Topadora
De tu día.
Frío vivo.
He sometido
Al sol y a las lentes.
Van mis ciervos
Dando
Cornadas de trompeta.
Es un engaño
Mi día es tarde
Y soy metal que quema
Alcohol y espada
Convulsiones del potasio.
Papel que sufre arañas.
Povidona.
Risa enferma.
¡Fuera de mi casa!
¡Hoy fuera!
Y contra mis escudos iodados
No hallen barca
ni estera de consuelo.