Había panal con
miel en el
mercado. Repollo,
hinojo
ají parió y
pescado.
El agua se abría
en tres cascadas, las
piedras: papa
negra, higos, y
caía esa agua chica
bajo
techo de hierbas,
de romero,
salvia, selva por
arriba y monos de jengibre.
Inmensos monos de raíz
colgados,
bestias dormidas en
mandioca. Y el
agua salía de una serpiente
de manguerita roja.
Los canales bordeaban
la espinaca, la
achicoria tenía
perlas y los cestos
dejaban libre al
mimbre que
hechó brotes hasta
el techo. Entonces
el jaguar,
que preparaba su siesta
de altura en las
cabreadas del Mercado
de San Telmo,
se arrojó sobre nosotros
como gato de
entrecasa.
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